¡Ay, cómo me dueles Palestina!
Eres el dolor del mundo honrado,
una cruel y lacerante espina
hondamente incrustada en su costado.
hondamente incrustada en su costado.
La cacería de brujas, las cruzadas,
la salvación del alma del nativo,
y, hoy, el mito terrorista es el motivo.
Y siente Gaza el infernal horror
y, como Irak, llora hoy a sus difuntos;
y el sufrimiento, el llanto y el dolor,
aún no logran conmover al mundo.
Y políticos se rasgan vestiduras,
de unos pueblos que han visto a su cultura
y a sus hijos sucumbir ante el terror.
Con la prensa integrando la comparsa
que convirtió al cervatillo en el león,
dan total cobertura a la gran farsa,
Y es que la manipulación, en un segundo,
de igual manera que las bombas mata;
la desinformación es para el mundo
la desinformación es para el mundo
criminal, antiética y nefasta.
Pero el negocio de las armas necesita
continuamente vaciar sus anaqueles
del imperio azuzando a sus lebreles.
Y comienzan los verdugos su labor
de exterminio de los hijos de Canaan
y con furia bombardean la región
iniciando otro holocausto criminal.
Y las hienas sedientas de sangre de niños,
lideradas por Herodes redivivo,
decretan la matanza de inocentes.
Ya desatada la ira de Sión
y con la excusa de ser raza bendita,
aniquilan la indefensa población,
degradando al noble pueblo israelita.
Y caen iglesias y caen los hospitales
y las escuelas sucumben al terror;
y se frotan las manos, militares
inhumanos, que desviaron su misión.
Y los que ayer vivieron la infernal locura
y víctimas fueron de aquel mito ario,
convirtiéronse, ahora, en victimarios.
Con la iglesia y el imperio haciendo el juego
a la ONU alcahueta y complaciente,
se logrará, al fin, un alto al fuego,
que Israel acatará a regañadientes.
Pero, no terminará así la matanza
de niñitos, ancianos y mujeres;
y, de la OTAN, continuarán las asechanzas
insensible al llanto de esos seres.
Pero, no terminará así la matanza
de niñitos, ancianos y mujeres;
y, de la OTAN, continuarán las asechanzas
insensible al llanto de esos seres.
Por crímenes de guerra, un tribunal
debe penar duramente esta locura;
que ha desatado un exterminio criminal
en nombre de Jehová, ¡qué caraduras!
Jesús Núñez León.
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