El donaire de Hermes te entregó
y las armas de Ares, Zeus mismísimo;
y hasta Europa, la orgullosa, se postró
ante ti, con amor, Generalísimo.
Y es tu gloria la bandera que trajiste,
con impetuoso afán a nuestro suelo;
bien en alto el gentilicio de tu pueblo.
Y acabaron los canallas con tu vida,
sin permitirte volver a tu Caracas;
y el dolor de la patria te dolía
mucho más que aquel grillo en La Carraca.
Y creyeron los portentos de las luces,
que mancillaban tu gloria, General.
Enfilaron contra ti los arcabuces
¡y, hoy, Francisco de Miranda es inmortal!
Jesús Núñez León.
¡y, hoy, Francisco de Miranda es inmortal!
Jesús Núñez León.
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