Mi abuelo es un hombre,
de rostro curtido,
de mirada noble,
pelo encanecido;
mi abuelo es el ser,
que más me ha querido;
te adoro, abuelito,
soy más que tu hijo.
el ceño fruncido;
de amor derretido.
Algo te preocupa,
te conozco abuelo,
dime qué te pasa,
mi viejo querido.
Perdóname abuelo,
perdona abuelito,
si en mis travesuras,
hice las diabluras,
que hacen los chiquitos;
supiste aguantarme
y bien orientarme,
era tu angelito,
tu querubincito,
abuelo, abuelito.
¿Te acuerdas, abuelo?;
abuelo, abuelito,
tus bolsillos llenos
de mil caramelos
y de juguetitos;
y, con cada hazaña,
abuelo, abuelito,
de mi aprendizaje,
ganaba un carrito.
Lo recuerdo abuelo,
fuiste mi almohada;
mi luz, mi consuelo,
mi primer maestro,
mi niño Jesús,
abuelito, abuelo.
Abuelo, abuelito,
no defraudaré
aquella promesa,
que te hice una vez,
de verte orgulloso,
porque un hombre honrado,
por ti yo seré.
Abuelo, abuelito,
prometo otra vez,
que pronto seré,
para tu alegría,
un hombre de bien.
¡no llores, abuelo,
que lloro también!
Abuelo, abuelito,
la mirada lejos,
la mano en tu sien;
sé qué piensas, viejo,
abuelo lo sé…
Respeto tus años,
abuelo, abuelito,
¡Cuídate, abuelito!,
que yo necesito,
por siempre tener,
tu abrazo sincero,
tu consejo fiel.
¡no llores, abuelo,
que lloro también!
Se te va la vida,
pasito a pasito,
nada te apresura,
abuelo, abuelito.
Abuelo, abuelito,
no te quiero ver
enfermo ni triste,
dispuesto a perder.
Abuelo, abuelito,
no des a tu nieto,
el dolor inmenso,
de verte caer.
¡No llores, abuelo,
que lloro también!
¡No llores, abuelo,
que lloro también!
Jesús Núñez León
Jesús Núñez León
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