Oye amigo esta historia,
que te voy a contar;
de un rapaz tiburón,
dedicado a matar;
que una vez fue el azote,
de una bella nación,
a la orilla del mar.
La gente sojuzgada,
resignada a sufrir;
doliente, marginada,
sin ganas de vivir;
y al tiburón malvado,
del que tenían que huir;
nadie osaba enfrentar,
por temor a morir.
CORO 1:
Y el voraz tiburón,
a la gente matando;
acabó con la risa,
acabó con el canto,
acabó con los sueños;
les dejó sólo el llanto.
Pero, un día la fuerza
ese pueblo encontró;
y, armado con arpones,
a aquel pez enfrentó;
y cuentan que sin dientes,
el escualo quedó;
y un sagaz marinero,
que atontado lo vio,
a los mares del norte,
con furia lo aventó(BIS)
CORO 2:
Y el pueblo recobró
sus ganas de cantar,
sus ganas de reír,
sus ganas de soñar;
la gente puede libre,
como el ave volar;
y hacia el sur, hacia el sur,
su mirada volcar.
Su horizonte radiante,
en los ojos el brillo;
no es el pueblo de antes,
temeroso y cautivo;
ahora está convencido,
puede romper cadenas,
cualesquiera que sean,
que amenacen rendirlo.
CORO 3:
Con el fuego sagrado,
del orgullo en su pecho;
aquel pueblo feliz,
sabe que sus derechos
no podrá pisotear,
ya ningún tiburón;
menos este maltrecho,
que una vez lo azotó.
Y el rapaz tiburón,
con furia nos verá;
y a su antiguo bastión,
más no se acercará;
porque el pueblo, su arpón,
sabe que blandirá.(BIS)
Como habrás advertido,
no es un cuento, mi amigo;
sólo de un tiburón,
vapuleado y herido;
es la historia de un pueblo,
de mi pueblo querido;
en su lucha constante,
por no ser oprimido;
por no ser pisoteado,
por no ser humillado
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