Cuando el mundo nacía,
cuando nada existía;
ya la luna y el sol,
en romance de amor,
plenaban la galaxia;
llenando de ilusión
de la inmensa Vía Láctea.
La tierra enamorada
de aquel gallardo sol,
necesita su abrigo,
y ofrece sus encantos,
al radiante señor;
naciendo, así, en el mundo,
el triángulo de amor.
CORO:
Y los astros lloraron,
lloraron, lloraron
aquella traición.
lloraron, lloraron
aquella traición.
La tierra, esplendorosa,
comienza a florecer,
inhóspitos lugares
verdean por doquier.;
el agua rumorosa,
y, así nacen los ríos;
y, aparecen los mares;
y, el desértico suelo,
se convierte en vergel (BIS).
Muchos siglos pasaron,
tanto tiempo se amaron;
y, la luna inocente,
de aquella infidencia
Hasta que una mañana,
a los cautos amantes,
ella sorprendió.
CORO:
Y su luz tan brillante,
tan blanca y radiante,
el dolor opacó.
tan blanca y radiante,
el dolor opacó.
Un manto de tristeza
a la luna cubrió
y, en ese mismo instante,
su rostro se nubló;
los astros se ocultaron,
todo oscuro quedó;
y fue en ese momento,
Y, desde esa mañana,
el mundo presenció
que la luna, de día,
su faz ocultó.
CORO:
Y, desde esa mañana,
si el sol se pasea,
la luna ya no;
pues, no quiere que él vea
en su rostro la eterna
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