Del follaje emerge tu esbelto ramaje,
que en verdor umbrío, asaz desparramas;
con tus férreos brazos, de augusto linaje,
paternal cobijas los campos que amas.
Con gracia infinita, tu cuerpo deshojas
confiado en que pronto Natura te escoja,
el más refulgente atuendo amarillo.
Y con hondo orgullo, exhibes tus galas,
que Dios puso en ti, con sabio decoro;
y tu alma de indio un suspiro exhala,
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