Los rivales
Cuando uno era un infante siempre había
algún muchacho a quien se tenía por rival
y una pelea o discusión si sucedía
era más bien una conducta natural.
Se competía a ver quién corría más
o en la lucha quién tenía más reflejos,
quién saltando superaba a los demás
o quién lanzaba una piedra lo más lejos.
Encuentros hubo de indios y vaqueros
y también de policías contra ladrones,
pero honestos eran todos y sinceros
y la ruindad nunca enturbió sus corazones.
La rivalidad que más recuerdo comenzó
con un vecino de nombre Juan José,
un trompo en la escuela, él me botó
y yo sobre un pupitre lo empujé.
En la puerta de la escuela él me esperó
para cobrarme con creces esa ofensa:
con un ojo moreteado él resultó
y una pela obtuve yo de recompensa.
Desde allí no nos hablamos nunca más
cada quien tomó su rumbo por la vida
y la existencia inexorable en su compás
se encargó de restañar nuestras heridas.
Y andando el tiempo después me sucedió
que un accidente me llevó hasta el hospital
¿y se imaginan qué fue lo que pasó?
¡Que el doctor que me operó fue mi rival!
Jesús Núñez León.
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