SALVEMOS A LAS ABEJAS
Convoco a la humanidad,
a una contienda global;
para evitar, desde ya,
un desenlace fatal.
Salvar a nuestras abejas,
debe ser la prioridad;
y que vayan tras las rejas,
los faltos de probidad.
Que sea este un manifiesto
para lograr protección,
para el más útil insecto
de toda la creación.
Es cuestión de vida o muerte,
que salvemos al planeta;
si alguno es indiferente,
justo es que se comprometa.
Amigas de los humanos,
deberían declararse;
para que así protejamos,
nuestro mundo del desastre.
Larga vida a las abejas,
el slogan que propongo;
que la ciencia las proteja,
¡y a la ley débil me opongo!
De la polinización,
las mayores responsables:
si no logran protección,
no hay recursos renovables.
Debemos crear conciencia,
sin matices y sin sesgos;
los gobiernos y la ciencia,
¡la humanidad está en riesgo!
Hay que plantar margaritas,
su comida preferida;
sería una acción bonita,
por el cielo bendecida.
Las abejitas del orbe,
se calcula que han de hacer,
cerca de los dos millones
de toneladas de miel.
De sus veinte mil especies,
siete son las elegidas;
que su matanza no arrecien,
¡son ellas las que dan vida!
Es digno de hacerles venia,
¡cómo están de organizadas!;
al morir la abeja reina,
una larva es coronada.
Las abejas a las flora
la quieren, la quieren tanto;
pero hay una flor que adoran,
esa es la flor del mastranto.
Con el sol ellas se orientan,
poseen brújula interna;
y el hombre las desorienta,
cuando su hábitat merma.
El uso de pesticidas,
para la abeja es mortal;
y la quema genocida,
es un engendro del mal.
Tala y contaminación,
lo que estamos impulsando;
y la polinización,
así la estamos diezmando.
Un día, el 20 de mayo,
se ha dedicado a ellas;
no es suficiente el mensaje,
comencemos la querella
por un más justo homenaje,
¡sería una digna epopeya!
Será una larga jornada,
que dará frutos con creces;
cada idea aquí expresada,
¡la abeja se la merece!
Si las abejas perecen,
se extingue la vida igual;
¿qué solución nos ofrece
el depredador mundial?
Las condenan a morir,
los líderes inconscientes;
¿estarán prestos a ingerir,
dinero estúpidamente?
No olvides, humanidad,
de la Tierra somos huéspedes;
un granito de bondad;
¡más jardines, menos céspedes!
Un SOS a la sociedad,
que Dios fuerza nos conceda;
apelo a la dignidad,
pues tiempo casi no queda.
Gritemos todos de pie,
¡a las abejas salvemos!;
con valentía y con fe,
¡juremos!, ¡juremos!, ¡juremos!
Jesús Núñez León.
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