LAS FRUTAS VENEZOLANAS
El mango es el rey bendito,
de nuestra tierra bonita;
no sólo por lo exquisito,
por su utilidad infinita.
Muy sabroso es el merey
y su semilla especial,
tambien me gusta el mamey,
con su color sin igual.
Es níspero el más dulcito,
de los frutos que he comido;
en batido es sabrosito,
con su hielito añadido.
El coco y sus muy variados
usos en gastronomía;
la ciruela es un regalo,
reina de la patria mía.
Autóctono el yaguarey,
de nuestra silvestres dunas;
igualmente el pichiguey,
la frutica de las tunas.
La no común pitahaya,
de los cardones es gorra;
también la indígena maya,
que nos da la mazamorra.
Jobo, jobito, mamón
y castaña, de las nuestras;
guanábana, fresa, anón,
de variedad una muestra.
Del túpiro y del metiche,
degusté en el Amazonas;
del copoazú y del moriche,
autóctonos de la zona.
Y la cocura exquisita,
el pijiguao y la uchuva;
la sarrapia olorocita,
que a perfumarnos ayuda.
De las rastreras, patilla
y el suculento melón;
y el maní, qué maravilla,
de los granos el campeón.
De niño fui gordinflón,
malamañoso cual gata;
me comía el almendrón,
encaramado en la mata.
Al durazno y al cambur,
los recuerdo donde vaya;
desde el norte y hasta el sur,
los comen las guacamayas.
El corozo y el paují,
no son frutas que ignoraba;
igual que el cotoperí,
de ellas me atiborraba.
Y tengo que confesarles,
que frutas en ron tomé;
de ellas debo nombrarles,
píritu y el ponsigué.
La lechoza es comercial
y en los mercados se halla,
como postre es especial,
también la llaman papaya.
Naranjas y mandarinas,
por sacos yo las compraba;
y de jugo una pimpina,
como refresco tomaba.
Cosa rica que es la piña,
en sabrosa merengada;
y en toda nuestra campiña,
como jugo es fermentada,
La guama pocos conocen,
con su vaina peludita;
quien la encuentre que la goce,
de almendras blancas dulcitas.
Qué divino es el zapote,
granizado, a todo dar;
mi delicia por las noches,
¡qué agradable al paladar!
La parchita, pumalaca,
el algarrobo y el maco;
el tamarindo en maracas,
pumarrosa y el hicaco.
De guayabas, la jalea,
un aplauso para ella;
y el vinagrillo pelea
con la ácida grosella..
Ya para finalizar,
les digo adiós sin disputas;
pues me voy a degustar,
¡una ensalada de frutas!
Jesús Núñez León.
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