¡RESPÓNDEME, MADRE!
¡Respóndeme, madre!,
¡quiero una respuesta!,
¡quiero una respuesta!,
mi pregunta es ésta:
¿Dónde está mi padre?
En esta ciudad,
muchos otros niños
reciben cariños,
hoy, de su papá.
Requiero, mamá,
de un sostén, de un guía,
de una compañía
en mi soledad.
Vivo deambulando,
sin su protección;
con la orientación
que me has ido dando.
No te recrimino,
madrecita amada,
tu eres la anhelada
luz en mi camino.
Me interrogo fuerte,
muy dentro de mí;
preguntas que a ti
no quisiera hacerte.
De dolor me aflijo
y el llanto me aqueja,
cuando un padre lleva
de la mano a su hijo.
Duro es no tener
quien te ponga letras,
quien juegue a las metras,
quien te enseñe a ser.
Verle es prohibido,
no puedo soñar,
con él no contar
ni con su apellido.
Madrecita espero
que te cuides siempre,
sabes que en diciembre
regalos no quiero.
Solo pido al cielo
fuerzas para amarte,
para compensarte
por tus mil desvelos.
Bueno es para el alma,
desahogarse, dicen;
ya vuelto a la calma,
respóndeme madre:
¿una herida te hice?
¡Perdona, mamá!
¡Herirte no quise!
Jesús Núñez León.
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