LA CARICIA MÁS HERMOSA
Una atención se le prodiga a cualquier ser,
hombre, joven, niño, anciano, hasta a animales;
hombre, joven, niño, anciano, hasta a animales;
pero, entre las atenciones que harto valen,
¡las que un caballero le dispensa a una mujer!
Criatura esplendorosa y delicada,
como una rosa en un jardín de abrojos,
divina imagen que deleita a nuestros ojos,
¡de la creación, la gema más preciada!
Sin igual musa, del amor siempre deseosa;
existir debiera entre nubes de cristal,
alejada del grosero mundanal
del hombre ruin que la torna en deshonrosa.
Que su existencia sea feliz, no dolorosa,
para que el sol de su sonrisa nos deslumbre;
del amor, merece ella estar en alta cumbre,
¡del universo en que existimos es la diosa!
¡Jamás hacia ella, palabras injuriosas!
¡Llenémosla de dicha, hasta hacerla suspirar!
¡Sus pétalos tersos nunca se han de marchitar!
¡Colmarla de atenciones, la caricia más hermosa!
Jesús Núñez León.
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