MI CIRUELA DE HUESITO
Fue en los campos de Monagas,
cuando estaba muchachito,
que te dije que te amaba,
mi ciruela de huesito.
Dejas aroma dulzón
y el suelo coloradito;
los pájaros se atiborran
de tu néctar sabrosito.
Mi mamá a más no poder,
de risa se desternilla;
porque al ponerme a comer,
me como una carretilla.
CORO;
Alégrame el paladar,
aunque sea un momentico;
y permíteme chupar
de tu ciruela un ratico;
quiero darle un mordisquito,
a tu cuerpo madurito;
dame, dame un bocadito
mi ciruela de huesito.
Por baldes llenos la venden,
por su sabor exquisito;
si vieran cómo la muerden
con ganas los chavalitos.
Los hartazgos que me diste
y tu dulce sabrosito,
en mi memoria persisten
mi ciruela de huesito.
El mango, Luisa lo quiere,
también le gusta el jobito;
pero de todos prefiere,
la ciruela de huesito.
CORO:
Dame, dame tu juguito
mi ciruela de huesito;
dame, dame un pedacito,
mi novia quiere un poquito;
ven dáselo a este negrito,
mi ciruela de huesito;
dame, dámelo todito
mi ciruela de huesito,
Las peras y las manzanas,
tendrán muchos amiguitos;
pero a mi tierra engalana
la ciruela de huesito.
El campo venezolano
es territorio bendito,
se produce en cualquier lado
la ciruela de huesito.
La nostalgia, en mi cantar,
me hace darte un abracito;
¡nunca te podré olvidar,
mi ciruela de huesito!
Jesús Núñez León.
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